
Víctor Rabanal
Un oficial de policía llamado Rick Grimes (Andrew Lincoln) sufrió un accidente mientras estaba de servicio. Recibió un disparo, entró en coma y debió ser trasladado al hospital. Pierde el conocimiento durante varios días hasta que por fin despierta. Debilitado, confuso, desorientado decide incorporarse y dar un paseo por los pasillos de un hospital desangelado en el cual algo ha ocurrido. Camillas cruzadas en los pasillos, manchas de sangre por todas partes, puertas tiradas, marcas de disparos en las paredes. Rick no tiene ni idea de que se encuentra en medio de un apocalipsis zombie. Un proceso virulento que se ha extendido a nivel mundial en apenas unos días y donde ahora la supervivencia es el único objetivo.
Su casa familiar está desvalijada de arriba abajo lo que por una parte le da esperanzas. Las fotos familiares no están, su mujer y su hijo están vivos, ¿dónde? No se sabe, pero siente que lo están y decide ir en su busca.
Hordas de ‘caminantes’
aparecen en su camino. Tan importante es cruzarte con ellos, saber cómo actúan, conocer sus costumbres como el hecho de que no te rocen, si lo hacen estás muerto. Lori Grimes (Sarah Wayne Calles) y Carl Grimes (Chandler Riggs) aprender a vivir en este mundo en un asentamiento a las afueras de Atlanta junto a más ‘exiliados’ entre los que se encuentra el antiguo compañero de patrulla de Rick, Shane Walsh (John Bernthal).
La búsqueda de una cura es el objetivo principal de un grupo que con el paso de los capítulos irá aumentando y reduciéndose para ir desviándose en su causa principal hasta entender que se encuentran en un mundo sin ley, donde todo vale y donde hay una máxima clara: Vivir o morir. O matas o te matan. Una encrucijada que colocará a muchos de nuestros personajes en situaciones límite donde deben tomar esta decisión en décimas de segundo. Un mundo donde la locura invade la mente de aquellos que aún viven hasta convertir al hombre en el peor enemigo del hombre y al ‘caminante’ en una simple costumbre. Una lección por la supervivencia más extrema y también por la solidaridad más humana, una serie donde muchos son ‘caminantes’ sin estar muertos, una enseñanza donde los zombis son simplemente el contexto.
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